Sunday, January 24, 2021

La Pandemia.


He seguido toda esta Teleserie llamada Pandemia Covid-19 desde que apareció en China. Cada uno de sus pasos. Cada uno de sus asaltos al resto del mundo. No me he perdido ni un solo análisis científico. Ni una sola comparación con otras Pestes que asolaron a la Humanidad a través de la Historia. Durante horas he estado frente a las pantallas del teléfono y del televisor y de la computadora mirando videos. Videos "serios" y videos "conspiracionistas". Seguí todos los pasos de las Grandes Farmacéuticas compitiendo por tener lista la Primera Vacuna. En los momentos más álgidos de la irrupción de la Pandemia fui disciplinado y estuve dispuesto a trabajar menos y a cobrar menos porque había menos trabajo y había menos clientes. Por "suerte" motivos coyunturales nos permitieron continuar, de manera normal, el trabajo de cada día hasta el día de hoy. Exceptuando la realización de horas extras. Que, bien mirado, es un pequeño hueco en el salario. Me coloqué la mascarilla cuando hubo que hacerlo y me la coloqué como había que hacerlo. Me separé de las otras personas la distancia recomendada en los sitios públicos y me lavé las manos tanto que la sosa caústica estuvo a punto de lascerarme las palmas. Cuando las calles de Miami estaban vacías yo viajaba todos los días en mi bicicleta al trabajo y alguna gente no creía que pudiera escapar del contagio. Ciertamente trabajar toda una jornada laboral con agua y cloro es un plus pues el cloro era - y es - uno de los químicos recomendados para atenuar los contagios. Como el Virus es una variante macabra del "catarro" yo sabía que el consumo permanente de limón sintético vertido sobre las ensaladas y los fricacés posiblemente me hubieran inmunizado, hasta cierto punto, contra la ponzoña del Monstruo. Cuando mi Cía consideró que nuestro trabajo era "esencial" - y por tanto teníamos que continuar trabajando - firmé un Documento que decía "que lo hacíamos de manera voluntaria, sin presión". Yo era un tipo agradecido y nunca había pensado en formar un Sindicato. Solo que si no trabajábamos no cobrábamos. Ello bastaba para hacer caer el concepto de la "voluntariedad". A pesar de que en Cuba la Pandemia estaba bastante controlada engaveté mi sueño de visitar Caibarién en Diciembre del 2020. Las amenzas de cerrar aeropuertos y de aumentar los controles para los visitantes y de hacer seguimientos durante su estadía acabaron de matar mis proyectos. Cuando La Habana decidió hacer pruebas de Covid a todos los que llegaban desde afuera cerré el Caso. Mi temor crónico a los médicos me iba a impedir hacerme la sencilla prueba del palito metido en la naríz - y después en la boca. Como jamás he experimentado síntomas pues tampoco me he tenido que someter al calvario en Miami. Por cierto, cuando Cuba reabrió los vuelos y - a pesar de los cuidados - la Pandemia se expandió (aseguran) como una llamarada por todo el país (siempre en mucha menor escala que en el resto del Continente) decidió que a mas de la Prueba Covid en Cuba había que arribar con un Certificado "serio" de otra pruba en el país de origen del vuelo realizada en un plazo menor a 72 horas. Si yo todavia hubiera estado pensando en viajar esta hubiera sido la clásica puntilla que me lo impidiera. Veremos qué pasa para Agosto próximo. El mes en que pienso viajar. Ojalá que todavía los procedimientos para hacer la Prueba sean los mismos. Y ojalá que yo logre hacérmela sin que la presión me suba a niveles de "muerte al dinosaurio". Todas las vacunas están listas. Todo el mundo se está inoculando. Todavía no alcanzan y están priorizando a trabajadores "cercanos" y priorizando rangos de edades. Mi edad no está entre la que deba ser vacunada este semestre. Sé un poco de vacunas. Sé lo que demoran los ensayos y las pruebas para que una vacuna esté lista para ser inyectada. Dicen que las vacunas Anticovid han tenido que ser agilizadas por la nueva peligrosidad de la variante de Virus a partir de los Sars rutinarios. Dicen, además, que la tecnología ha avanzado mucho desde los intentos por fabricar la vacuna Antisida. No quiero discutir ni opinar. Ponerse la vacuna no es obligatorio. Somos libres en occidente. Pero la obligatoriedad es relativa. Generalmente todos quieren ser vacunados. Hay casi una guerra por el derecho a vacunarse. Las teorías conspirativas están perdiendo la batalla en donde guerrean porque la gente no se vacune ya que "o eso es una aguita inservible o está llena de chips que solo servirán para controlar tu vida o en todo caso solo serán un ensayo para probar cosas". Si bien ha habido noticias de contraindicaciones e incluso muertes post vacuna la gente sigue deseando vacunarse. Se ha dicho que la vacuna lleva dos dosis y que entre ambas uno se puede contagiar. Se ha dicho que el período de inmunidad es de seis meses. Las noticias buenas y malas no dejan de sorprendernos. Que los contagios han bajado muchísimo en zonas de vacunación total. Que los rusos no quieren vacunarse y que el Gobieno Ruso está perdiendo dinero porque cada vez que descongelan cinco ampolletas hay que botar tres o cuatro. El mismo temor que tengo a hacerme la Prueba del Covid es el que tengo ante la posibilidad de vacunarme. Tal vez un poco mas porque la vacuna mete cosas en mi cuerpo que en un final no conozco, mas allá de mis estudios sobre lo que "son las vacunas". Dicen que hay que sacar un turno para vacunarse. Que nadie te mandará a buscar. Que no te hacen nada. Que solo te llenan un Formulario y te pinchan  y te dicen cuando te toca la próxima dosis. No he dicho que no me pienso vacunar. Tampoco que sí. Porque la voluntariedad acaba en donde te dicen "si no estás vacunado no puedes....". La única persona que conozco que se ha vacunado es un muchacho que trabajó con nosotros en Universal Greens y que ahora estudia y trabaja en asuntos de Enfermería. Fue vacunado por "lógica". Y entre charlas globales y bromas se me pasó preguntarle por el procedimiento. Sobre la Prueba del Covid sí he hablado con algunos. He leído por ahí que están trabajando en métodos mas sencillos para realizarla y en una vacuna que no tenga que ser congelada y que resuelva el problema con una sola dosis. Pese a todo cada día aparecen noticias muy desalentadoras en boca de especialistas. Que tendremos que vivir con el Virus por años. Que el mundo cambiará para siempre. Que las secuelas quedadas son infernales. Que aparecerán nuevas cepas y nuevas pandemias asociadas. Que, aunque se logre controlar al Monstruo, mascarillas, distanciamiento y manos lavadas constituirán normas de mucho tiempo. Que se han infectado personas que se han inyectado las dos dosis. La gente de la Conspiración - que también tienen títulos y doctorados - está perdiendo la batalla de "la verdad". Pero no hay que exagerar. Pensaba decir algo sobre las vacunas reales y los placebos. Pero mejor pasemos a conocer a las poquísimas personas infectadas que han estado "cerca" de mí en estos meses locos en que de sopetón la vida cambió de la noche a la noche.

Detrás de la casa en donde vivo hay un Centro Comercial. Como todos los Centros Comerciales: lleno de negocios en donde puedes resolver gran parte de tus problemas sin moverte de tu ciudad. Mi ciudad es Sweetwater y es pequeña y está a ambos lados de la calle Flagler. Al Norte y al Sur. La casa está en la Calle 1 del South West. Entre Avenida 14 y Avenida 15. El Centro Comercial incluye a La Bodeguita. Un Semimercado muy bien surtido y con renglones de excelencia. Regenteado por familiares y amigos cercanos. Mis tíos vivieron en esta casa desde finales de los años noventa y eran clientes fijos de La Bodeguita cuando deseaban adquirir artículos especiales. Eran amigos de los dueños. También lo eran de Bebo, el dueño de la Bakery que está al lado. Como yo viví algún tiempo en la casa y después la visitaría frecuentemente pues también me relacioné con los dependientes y con Bebo y sus trabajadores, que incluían a una hija. Mis primos - los hijos de mis tíos - eran sus amigos. Cuando mis tíos se mudaron para La Pequeña Habana - mi tía consiguió una casa en altos, cortesía del Plan 8 (casas gubernamentales para jubilados) - mi primo se vino para la casa y de esa manera la casa de Evelyn (esposa del dueño de mi Compañía, Carlos Rodríguez) quedó en las mismas manos. Yo comenzaría a vivir aquí en Abril del año 2019 porque el sitio en donde vivía se me hizo insoportable por varios motivos y no encontré otra cosa cercana en toda la ciudad que me permitiera viajar en bicicleta a la Compañía. Cuando llegó la Pandemia y los precios de los efficiences se dispararon dejé de intentar marcharme. En la casa viven mi primo, su mujer y ocasionalmente el hijo que también cuenta con la casa de la madre en la zona de traylers al norte de la calle Flagler. Como la Panadería de Bebo es una de las pocas "bakeries" de Miami en donde se hace "pan cubano" bastante decente pues yo, generalmente, lo compraba ahí. Terminé por saludar a Bebo en cada visita y hasta en ocasiones él bromeaba conmigo. A veces pasaban los días y debido al horario en que terminaba de trabajar compraba en pan en otras panaderías. Una tarde me dí cuenta de que la Panadería de Bebo estaba cerrada en horario punta. En casa mi primo me contó que Bebo, su hija y toda la plantilla de la Panadería habían "caído con el Virus" y que estaban ingresados en el Kendall Hospital. El mismo hospital en donde trabaja la mujer de mi primo en el turno de la noche y en donde murió mi primo paterno Guillermo en el año 2015. Finalmente Bebo murió. Fue el primer caso de muerte por Covid del que tuve noticias para alguien que conocía. De nada le valió su gran fortaleza física. Después sabríamos que otros trabajadores del Centro Comercial también habían caído pero que se habían recuperado. Mi primo se preocupó un poco mas y su mujer - que venía cada cierto tiempo a quedarse pues estaba cuidando a una hija con problemas de sobrepeso - espació sus regresos. En el Hospital trabajaba casi que con equipamiento de cosmonauta y constantemente le hacían pruebas de Covid. Decía que estaban a tope. Mi primo descartaba el contagio porque ella siempre "daba negativo". En el trabajo de mi primo hicieron pruebas en dos o tres ocasiones con resultados negativos. Hoy mismo en la Bakery de Bebo hay otros empleados y la clientela se ha mantenido. La sigo frecuentando. Pero todo el mundo respeta las reglas.

La hermana de mi primo - una de mis primas favoritas - es una mujer todoterreno, capaz de resolver todo entuerto y siempre dispuesta para enfrentar cualquier asunto que toque a la familia. A veces puede sonar entrometida. Pero es parte de su ADN. Una de sus primas paternas tuvo un accidente cuando se cayó de una escalera en donde hacía algo relacionado con reparaciones del hogar. La caída le ocasionó algunas fracturas y terminó ingresada en el Kendall Hospital llena de yesos y de sujetaderas sobre una cama. Cuando mi prima se enteró se lanzó hacia el hospital, desbocada, y como sabe de "hospitales" - trabaja en uno de ellos en tareas de colaboradora para doctores - nadie pudo detenerla en los pasillos hasta toparse con su prima. El Hospital está repleto de casos de Covid y los cuidados son supremos. Esa noche, en su casa, mi prima sintió "varios síntomas": fiebre, dolores corporales y sobre todo vómitos y diarreas. Una consulta le dio "Positivo". No fue ingresada y se recuperó pero hoy mismo todavía no ha recuperado el olfato. La información - codificada - me llegó a través de mi primo. 

En mi Compañía las normas Anticovid se siguen a medias. Excepto cuando alguien entra en la Oficina del Gerente en donde es Vendedor el suegro del Dueño, un tipo muy bien conservado que sobrepasa los ochenta años. Se cuida mucho e incluso nos pide que sigamos la rutina "como es". Su nieto - que es el hijo del dueño - es un muchacho treintón muy fuerte y supersano que a veces se llega por nuestra área de trabajo e incluso nos trae café y alguna merienda. Un Viernes alguien nos dice que "el Covid lo cogió" y nos enteramos que un malestar imprevisto lo achacó a un pescado degustado una tarde antes. La información agregaba que "tal vez uno de los Vendedores también estuviera infectado". Nadie nos dijo nada. La información era solo de "oídos". Los dos supuestos contagiados trabajaban como a setenta metros de nosotros y en verdad apenas les veíamos. El Lunes le pregunté al Gerente. Me lo confirmó. Me dijo que era un contagio "muy leve" y que el sábado los especialistas de la ciudad habían venido a desinfectar las oficinas y a realizar pruebas a quienes estaban trabajando. Todas habían resultado Negativas. A ciertos trabajadores no les gustó la manera semioculta con la que se había tratado la información. Tres días después el nieto regresó - ahora con tapabocas - en perfecto estado. Una semana mas tarde nos enteraríamos de que el  susodicho Vendedor también fue "tocado" y que aunque se demoró un poco mas en su Cuarentena se recuperó sin problemas. Aunque todavía las normas antivirus no se cumplen al cien por ciento, la disciplina ha mejorado.

Una de las primeras casas que ocupan nuestra cuadra está casi en la esquina de Avenida 114. Dice mi primo que los que viven ahí son balseros", gente "del Mariel". Vale decir, de los llegados en 1980. Se trata de una familia muy alegre, al parecer con muchos amigos. Durante todo el fin de semana se la pasan tomando, jugando dominó, charlando en voz alta y sobre todo con los parlantes musicales botando música de todos los tipos. Mientras bailan y se ríen a veces pueden llagar a tener alguna discusión. Entre semana puede ocurrir que también coloquen su musiquita pero en tono decente. Técnicamente no nos molesta. Cuando salimos al portal se escucha como una música infernal. Pero ya se sabe que en Estados Unidos se vive encerrado y las puertas y ventanas atenúan casi todos los ruidos. En algún momento mi primo y yo estuvimos hablando acerca del "silencio extraño" que salía de la casa de los "marielitos". Se había acabado la música de un tirón y como su sonido era el único sonido que se escuchaba en la cuadra pues la cuadra regresó a su mutismo de tumba. Unos días mas tarde mi primo me dice que dos de los moradores mas viejos estaban "ingresados con Covid" y que uno estaba "entubado, muy grave". Sin embargo parece que sus sistemas inmunológicos estaban en forma pues muy pronto volvió la música de fin de semana.

La otra hermana de mis primos es una chica muy activa en Facebook. Una mujer que adora a Trump. Sus publicaciones le enaltecían y fue una seguidora fiel mientras el expresidente trataba de no perder las Elecciones. De igual forma es una luchadora anticomunista a tiempo completo y no pierde oportunidad de fustigar a los castristas en su Perfil. También viaja en ocasiones por el mundo y por las playas y locasiones de la Florida y de Georgia. Siempre documenta sus viajes. Entonces, de repente, me percato que dejó de publicar. De modo que una noche lo comento con mi primo. No tenía información. La tuvo muy pronto. Su hermana tiene dos hijos y cuatro nietos: uno es "entenado" del hijo. Generalmente vive con el hijo y casi siempre los viajes dentro de Estados Unidos los realizan en familia. Mi primo considera que estas salidas por el país y tanto mitin a favor de Trump fue lo que los contagió a todos. Incluso - me dijo - su hermana iba a ser ingresada pero como no tenía necesidad de oxígeno la devolvieron a casa. Tampoco he conversado con ella. Tal vez también signifique un secreto. Me alegré cuando ví, hace unos días, una nueva publicación en su Perfil. Publicación "humana".

Antony Fucci dijo que "Enero y Febrero" serían "catastróficos" en el país y que las muertes llegarían a medio millón. La Administración Biden lo mantuvo en su puesto aunque la verdadera gestión contra el Covid se la entregó a un gurú del "resolvimiento de problemas". La Universidad John Hopkins acaba de anunciar que la cifra anda por cuatroscientos diez mil.....Y estamos en Enero. No haré nada especial. Nada nuevo. Continuaré mi rutina. Oyendo a mi cuerpo. Nada mas. Porque, en manos de los gobiernos y de los "que saben" la suerte está echada......


Miami.

Enero 24 del 2021.

Luis Eme Gonzalez.



























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