Monday, May 23, 2016

EVERGLADES: LOS OTROS COCODRILOS.-




Cuál es el animal que más letras "u" contiene en su nombre?.
No sé.
El cucudrulo.
                 
                    Tomado de "Antichistes de la selva".



Antes de Abril de 1961 muy pocos cubanos conocían de la existencia de la Ciénaga de Zapata. Los que sí sabían que la zona estaba infectada de cocodrilos y de caimanes en donde los carboneros se buscaban la vida metidos entre manglares pantanosos, lluvias permanentes y espantando miríadas de gigantescos mosquitos siempre al acecho. Los reptiles eran relativamente benévolos y vivían su  plácida vida en un sitio que ya tenía ínfulas de Parque Nacional. Inmediatamente después de la "victoria" de la Joven Revolución de Fidel Castro contra las "tropas invasoras de los apátridas" prohijados por los asesores de la CIA y por el Gobierno de los Estados Unidos en Playa Larga y Playa Girón, la Ciénaga de Zapata se convirtió en la Epopeya de Girón y hasta los "pies descalzos limpios de sus zapaticos blancos" de Nemesia Flor Carbonera, recalzados por el Indio Naborí, tuvieron mucha más difusión que el entorno en donde siguieron viviendo su vida de manglares los adorables caimanes y cocodrilos cubanos. Los carboneros solo regresaron a sus faenas tradicionales mucho más tarde, en medio del Período Especial Para Tiempos de Paz, porque la Revolución había "dignificado" a una geografía tradicionalmente preterida par cada uno de los gobiernos de turno y le pensaba endilgar el pomposo calificativo de Región Especial de Desarrollo Sostenible. Pero para entonces quedaban muy pocos carboneros clásicos vivos.
Nunca visité la Ciénaga de Zapata ni jamás fui a pescar a la rada de Girón. Tampoco recorrí su frontera norte hasta que no construyeron la autopista Ocho Vías que convirtió a la Carretera Central en un terraplén por donde transitaban más carretones tirados por caballos y ciudadanos de a pie que vehículos a motor. Entonces yo miraba la selva cenagoza al sur de la Autopista, extendida por decenas de kilómetros de este a oeste y de norte a sur y también evocaba a los tres días de la Batalla de Girón, a la niña Nemesia en el fragor de la Contienda y trataba de imaginar a los montones de grandes reptiles nadando su seguridad garantizada en el Gran Pantano del sur de Matanzas. No sabía por qué se me antojaba que la Ciénaga tenía que ser muy parecida al Parque Nacional Everglades en el Estado de La Florida, Estados Unidos, hasta que descubrí que se trataba, más que del  paisaje, de los cocodrilos y de los caimanes que habitaban el par de Grandes Pantanos. De modo que para mí el mundo tenebroso de los cocodrilos se ceñía simplemente a las fotos de los libros de texto, a las ilustraciones de las publicaciones foráneas y a las visitas al Zoológico de La Habana. Entonces un cocodrilo era una gran lagartija que cazaba y comía otras cosas muy diferentes a las moscas y evidentemente mucho más grandes. Pero que si lograba escapar de sus  cercados era capaz de atacar a las personas. Así que jamás me atreví ni siquiera a tocar la malla puzzle de sus espacios controlados. Pero en honor a la verdad, siempre le tuve mucho más miedo a un perro bravo que a un cocodrilo. Y esto no incluía, necesariamente, el cautiverio del reptil. Después tendría la posibilidad de ver la preciosa película australiana Cocodrilo Dundee de la mano de Paul Hogan y de la ensoñación de Linda Kozlowski y de deleitarme con los documentales de Discovery y demás Canales de Cable adorablemente surtidos por la BBC en donde las reservas naturales africanas se repletaban de cocodrilos enormes y despiadados atragantándose de todo lo que cayera en sus fauces insaciables. Los hombres no caían en ellas porque eran más inteligentes. A menos que les fallaran sus neuronas.
Como ya ustedes conocen sobradamente bien de mis viajes a través de Los Everglades, viajando sobre la  Gran Autopista y sobre la Carretera de la "Calle 8", así como de mi visita a los pantanos y canales del Norte no repetiré el cuento. Porque tenemos algo nuevo en relación con la vida de los amos del Gran Pantano del Suroeste de La Florida. Entre los años 2009 y 2014 se capturaron tres cocodrilos "diferentes" en Los Everglades. Vale decir, no "eran" como eran sus congéneres del Pantano. Dos estaban nadando en las llanuras de los humedales y el otro descansaba en el porche de una residiencia. Muy pronto se dijo que se trataba de "cocodrilos del Nilo" y los interesados en noticias de ese tipo se enteraron de que eran carnívoros y de que su dieta favorita estaba conformada por cabras, hipopótamos de mediano porte y por carne humana. Se publicó, además, que se sabía de unos 480 ataques a personas, de los cuales 123 habían sido mortales entre los años 2010 y 2014. El trío de cocodrylus niloticus podrían alcanzar fácilmente los seis metros de largo y pesar tanto como cualquier auto pequeño. Los nobles aligators y cocodrilos autóctonos corrían mucho peligro ante la ferocidad de estos depredadores inclementes provenientes de Africa. En un habitat en donde ya tenemos gigantescas pitones birmanas y ranas arborícolas cubanas la llegada de estos intrusos en verdad pone un toque de advertencia en el entorno. Cuando leí que los cocodrilos del Nilo eran capaces de comer carne humana pensé inmediatamente en los tigres cebados de Bengala, India, y me gustó que para el instante en que el dueño de la residencia había salido al porche ya el cocodrilo del Nilo hubiera sido capturado. De todas formas, pienso que mientras haya hombres precavidos no habrá cocodrilos cebados.
Un Equipo de Investigadores de la FIU - Universidad Internacional de La Florida - ha continuado estudiando a los tres cocodrilos "del Nilo". Han auscultado su ADN hasta el fondo. Su dieta. Su rápido crecimiento. Siguen siendo carnívoros y no descartan que su dieta incluya a sus congéneres norteamericanos. En un ambiente tan acogedor - que contempla también a las riberas del Océano Atlántico - no es imposible que haya otros ejemplares. Lo curioso es que su ADN es idéntico y que no coincide con el de ningún cocodrilo del Nilo existente en los zoológicos de los Estados Unidos. Los especialistas están considerando, entonces, que los bichos podrían estar vinculados con la importación de fauna desde Sudáfrica y Madagascar pues su base genética tiene que ver con poblaciones del Sur de Africa.
Desconozco si los investigadores de FIU estiman que su estudio está cerrado porque en cada uno de los 6756 kilómetros desde el nacimiento del Nilo en el Lago Victoria  hasta su desembocadura en el Mar Mediterráneo hay "cocodrilos del Nilo" y tal vez difieran en su ADN y los del "sur profundo" pudieran haber llegado al Sur de Africa de alguna manera. Conste que existe un Nilo Blanco y un Nilo Azul y montones de afluentes repletos de cocodrilos en el alero de la Historia. Por lo demás quienes trabajan en Los Everglades son muy profesionales y sé que estarán muy atentos para cuando vean a algún cocodrilo demasiado grande oteando con malas intenciones a sus primos americanos avisen con prioridad a los cazadores habilitados y a los científicos que deben estar muy apenados porque sus tres cocodrilos no eran del Nilo. De momento la pasión por la carne humana no está probada en los cocodrilos del Sur de Africa. Igual en mi próximo viaje no deslizaré mis manos por la superficie del agua mientras voy sentado en cubierta.
Aunque el Guía insista desde su mirador en la gabarra en que los cocodrilos del canal son domésticos.


Westchester, Miami, Usa.
Luis Eme Glez.
Mayo 22 del 2016.






                                                                 

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