Sunday, February 28, 2016

Y ENTONCES QUE VOLA, ULTIMO CALIFA?.-




Ok, aceptemos que los copistas árabes de antiguedades se dedicaron a recopilar historias ( o leyendas) de las Civilizaciones que les rodeaban desde el siglo VII ADC. Nada original, por cierto. Entiéndase, India, Persia, Egipto, China. Que estuvieron haciéndolo hasta el Siglo XVI, momento en que el Califato de Bagdad se desmorona definitivamente, en que tienen que marcharse de España y en que el descubrimiento de América pone sobre las mesas de los estadistas un nuevo concepto de Mundo Por Gobernar. Los copistas árabes eran tan celosos de su idiosincracia que, si acaso, citaron como al vuelo algún evento intrascendente de la Tercera Cruzada. Todo el mundo sabe - porque hay ocasiones en que "casi todo el mundo sabe" equivale a "todo el mundo sabe" - que el Instante Cumbre de tales recopilaciones se llama Las mil y una noche árabes. Posiblemente, algunos lectores supieron de Simbad el marino o de Alí Babá y los cuarenta ladrones antes de conocer que las historias fabulosas formaban parte de la Obra Monumental  y mucho antes de cerciorarse de que un hilo conductor hilvana montones de relatos que parecen no tener fin, a menos que el fin se nombre 1000 y 1 noches y los relatos estén contados por una chica tanto más inteligente cuanto hermosa. Para suerte mía cuando tuve acceso al Decamerón, de Giovanni Boccaccio, ya pude establecer una relación concatenente entre el par de obras. Más tarde habría de descubrir otras concatenaciones relativas en la Historia de la Literatura Universal. Y mucho más tarde habría de cometer el atrevimiento de escribir el borrador de una "novela" en donde un narrador de cuentos infinitos evita ser condenado hasta el día en que logra escaparse a través de un túnel fabricado por debajo del mar. Por cierto, seguramente recordarán que dicho borrador se perdió en medio del holocausto provocado por el diluvio macondiano que casi ahoga a mi hermana y a su hijo en una primavera brutal de los inicios del Siglo XXI.
Tal vez la ofensa imperdonable que le propinó la esposa al Sultán Schariar - y que le obligó a matarla y que le regaló la ocurrencia de castigar al resto de las mujeres con la desfloración de una virgen casadera cada noche a la espera del linchamiento a la mañana siguiente - no nos resulte tan interesante. Tampoco nos ocurre con el hecho casi realmaravilloso de ver sufrir a los nobles del Imperio y de imaginarlos saliendo, subrepticiamente, a lomo de camello de las fronteras con sus hijas impolutamente casaderas. Ni el desespero de ese padre - por demás Visir - que ve como se le han acabado las chicas disponibles y no le queda mas alternativa que llevarle a su hija Sherezade, afortunadamente una de las jóvenes más fabuladoras del Gran Califato y, que al parecer, se había ofrecido antes para tratar de acabar con la ira del Sultán.  Podemos escuchar como Shezy platica con su hermana  Donhizade y le susurra al padre "déjame eso a mí". Ni la concesión del Sultán para que ella pueda complacer el último deseo de su hermanita, quien, correctamente asesorada, le pide una historia hermosa. Cuando el Sultán se sorprende, medio dormido, con el sol que irrumpe por todos los cortinajes de Palacio en la madrugada de Bagdad se da cuenta de que la chica le ha jugado una carta perfecta y se dispone a esperar el fin de la historia. Que llega en la noche 1001, cuando él está desértica y tigreeufráticamente enamorado de una mujer que ha crecido más de dos años y medio hégira, que le ha dado hijos y cuando su abrumadora habilidad le ha hecho doblar las rodillas. Y cuando Donhi está lista para ser cuñada y cuando está, además, a punto de convertirse en una beldad casadera y desflorable. Porque el Sultán ha dejado de estar seguro.
Digo que este tipo de eventos - las leyendas son capaces de erizarnos cada cabello o de exitarnos hasta el delirio - pueden no resultarnos tan interesantes si tenemos en cuenta el marco histórico en que se desarrollaron. Eran los tiempos de la Corte del Califa Arum - Al - Rachid "el Justo". De la esplendorosa Corte de Bagdad. Cuando el Califato estaba en su Cota Máxima de Poder y de Asimilaciones Extrafronteras. Cuando la Gran Civilización Arabe estaba absolutamente abierta a la cultura conquistada en los albores de La Hégira. Cuando hablar de Califas Omeyas Abasíes era una manera de enaltecer la grandeza, la tolerancia y la razón de ser de las Civilizaciones sin que por ello los postulados de la época se jactaran de la perfeccción divina. Cuando los palacios olían a todas las esencias persas y cuando Zobeida tenía voz y voto en las decisiones de su marido.
No creo que todos hayan  perdonado - el perdón es casi estrictamente cristiano - al Sultán Schariar pese a su complacencia escuchadora y a esa boda de colofón bagdaliwodense que salvó a las próximas vírgenes, hizo regresar a los súbditos con hijas de entrepiernas impolutas y convirtió en cuñada a una beldad apetecible. Ni al Visir, que solo desnudó a su hija a la puerta del cuarto del Sultán cuando ya no quedaba hembra alguna disponible. No sé si podrán perdonar a Sherezade. Algunos seguramente celebrarán su ingenio. Otros la lapidarán por no ser solidaria con sus compatriotas y solo entregar su himen cuando estaba segura de que sería tomado sin Mañana Siguiente Terminal. Donhi era una niña y las niñas están sobre todos los perdones. La pureza de la inocencia no es cuestionable.
Bakhar - Al - Bagdadi, el Ultimo Califa de los Aledaños de Bagdad. Qué habrá interpretado de la lectura de Las mil y una noches?. Porque seguramente leyó la obra y tal vez la ha compartido. Qué conclusiones habrá sacado del estudio de la Edad Dorada de Arum - Al- Rachid?. Se tratará del Ultimo Califa o del Ultimo Profeta?. O quizás del Ultimo Gran Interpretador de Libros y de Gobiernos?. En todo caso es un hombre de Fundamentos que ha realizado su propia versión de la vida y de la obra del Sultán Schariar - que sabe no está inspirado en Arum - y que posiblemente aplauda la elección del Visir - que sabe no está inspirado en el Visir Grafar el Barmesida - porque las vírgenes han de yacer en los lechos de los Elegidos y han de morir como tienen que morir las mujeres fieles si es que no son capaces de conmover corazones fieles y hacer de la muerte necesaria un prolongado estadio de placer terrenal hasta tanto llegue la eterna placidez de las Alturas.
Digo yo.

Westchester, Miami, Estados Unidos.
Luis Eme Glez.
Marzo 26 del 2016.

Febrero 28 del 2016.






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